jueves, 13 de agosto de 2009

En busca de la mujer perfecta



Después de mucho caminar, colisionar con infinidad de desamores y no correspondencias decidí ponerme en búsqueda de la mujer ideal.
Fue ahí donde pensé algunas características y cualidades para realizar mi objetivo.
Y esto culminaba en que ella debería saber al menos quién fue Anthony Burgess, Stanley Kubrick, Alex y en qué consiste el tratamiento Ludovico.
Mejor aún si la chica confiara en sus drugos y esperara en casa diciendo: “Gordo, ¿qué “videamos” hoy?
Hasta ese momento todo era una fantasía mía.
Entonces dejé de pensar en la mujer perfecta y supe aceptar más desamores, no correspondencias y colisiones.
Entonces pensé: “Pará. Si la chica existe tiene que, al menos, darme una señal”.
Tiene que tener puesta la remera de La Naranja Mecánica.
¡Claro!
Era simple el asunto, sólo tiene que venir caminando y llevar puesta la remera.
Por las dudas pasé a comprar una de ésas. La usé unos días pero la volví a lavar y la llevé siempre en mi mochila. Lugar dónde yo iba, iba la remera.
No iba a ser cosa que esta muchacha apareciese de la nada y yo sin regalo.
Un día salía de laburar muy cansado, desenamorado, colisionado y no correspondido cuándo la vi venir.
Venía de frente. Pelo largo y pantalón rayado a colores llamativos.
Anteojos de sol y un lindo logo anaranjado.
“¡Que sea, que sea, que sea!” –Pensé-
Y si. Era el logo de La Naranja Mecánica.
Llevaba la remera puesta, la misma remera que yo había comprado unos días atrás pero uno o dos talles más chicos.
Pasó por mi lado y sin que se dé cuenta me quedé atónito observando su caminar.
Me di vuelta para ver el panorama completo.
Era fea.

1 comentario:

Anónimo dijo...

como llegue aca no se, pero me cague de risa!
Noe